La Basílica de San Marcos tiene una historia rica y compleja que se remonta al año 828, cuando los mercaderes venecianos robaron las reliquias de San Marcos en Egipto para traerlas a Venecia. Este evento marcó el inicio de la construcción de una iglesia en honor al santo evangelista. La iglesia original fue destruida por un incendio en 976 durante una revuelta popular contra el Dogo Pietro Candiano IV.
La reconstrucción de la basílica comenzó en 978 bajo el Dogo Pietro I Orseolo, pero la versión actual de la iglesia data del siglo XI, cuando fue reconstruida y ampliada por orden del Dogo Domenico Contarini. La nueva basílica se completó en 1094 y fue consagrada ese mismo año.
La Basílica se fundó como una capilla privada para el Dogo de Venecia y su familia. Sin embargo, con el paso de los siglos, se volvió cada vez más importante para la ciudad y finalmente se convirtió en la iglesia principal de Venecia. Su ubicación privilegiada en la Plaza de San Marcos la convirtió en un símbolo de poder y riqueza para la República de Venecia.